En
CUENTOS PARA JUGAR de Gianni Rodari podemos elegir el final que más nos guste. El cuento que leímos en el taller fue
Taxi para las estrellas y empieza así:
"Una noche el taxista Compagnoni Peppino, de Milán,
terminado su turno de servicio, iba conduciendo despacito para llevar el
coche al garaje, abajo, por la zona de Porta Génova. No se sentía
demasiado contento porque había hecho pocas carreras y tuvo más de un
cliente caprichoso, incluyendo a una señora que le había hecho esperar
cuarenta y ocho minutos fuera de una tienda; además el guardia le había
puesto una multa. Por eso, mientras iba a encerrar, miraba a los
transeúntes. Y en esto un señor le hace una señal.
— ¡Taxi, taxi!
—Entre, señor —el Compagnoni Peppino frenó rápidamente—. Pero voy hacia abajo, hacia Porta Génova, ¿le viene bien?
—Vaya adonde quiera, pero deprisa.
—No, mire, iremos donde usted quiera, no faltaría más. Siempre que no se salga demasiado de mi camino."
Luego dibujamos nuestro propio final, con resultados imprevistos.
También comimos chocolate azul.